La llegada de cruceristas, decisiva para el crecimiento de vuelos intercontinentales a Barcelona

Uno de cada tres estadounidenses llegados a Catalunya lo hacen para embarcarse en un navío

‘Fly & cruise’ (vuela y haz un crucero) es una asociación de ideas, ventajas y beneficios que en Estados Unidos está muy extendida en sus puertos base de cruceros del Caribe, lo mismo que en Europa cuando se conecta este sistema intermodal de transporte. Fly & cruise viene como el anillo al dedo para subrayar la retroalimentación existente entre el aumento de los pasajeros de cruceros en el puerto de Barcelona y el incremento de los vuelos de largo radio en la capital catalana.

Para entender la magnitud de lo que ha supuesto el paulatino desarrollo de las rutas aéreas intercontinentales entre Estados Unidos en particular y en Norteamérica en general (Canadá) y la ciudad condal, pondremos solo un ejemplo. Los cruceristas estadounidenses representan la primera nacionalidad en número de pasajeros de cruceros embarcados, desembarcados o en escala, con un 14% aproximadamente del total de 2,68 millones de cruceristas en 2016. Es un ejemplo ilustrativo desde el momento en que esos 375.755 cruceristas estadounidenses llenarían por sí mismos todos movimientos de pasajeros de crucero que se desarrollan en un mes punta en Barcelona. ¡Es como si en julio o agosto los únicos turistas de crucero que se vieran en toda Barcelona fueran de USA!.

Prueba de su importancia es que se equiparan en porcentaje (14%)a todos los cruceristas españoles embarcados en el puerto Barcelonés. Pero a diferencia de estos, los estadounidenses y canadienses sólo tienen una manera directa y rápida de llegar a la ciudad mediterránea: en avión básicamente. Las cifras son tozudas e indican que del conjunto de los cruceristas de todas las nacionalidades llegados a Catalunya para iniciar un crucero lo han hecho por vía área, más de un 82% ni más ni menos. Desde el Port de Barcelona señalan a ESCALABCN que la mayoría llegan en avión, embarcan aquí como puerto base y finalizan aquí su periplo para coger un vuelo de regreso a América. Un porcentaje menor corresponde a cruceristas en tránsito que han volado inmediatamente antes a otras ciudades de Europa antes de hacer escala en Barcelona.

La promoción de los vuelos intercontinentales a través del Comité de Desarrollo de Rutas Aéreas (CDRA) del aeropuerto de El Prat ha tenido un papel clave en esta retroalimentación entre cruceros y vuelos de largo radio. “Los vuelos intercontinentales son, al fin y al cabo, los grandes nutridores de los cruceros”, argumenta el portavoz de AENA en Catalunya, Agustín Rodríguez Armas. Se ha doblado el número de destinos de largo radio entre 2005 y 2015, pasando de 17 a 34; de 72 frecuencias a 234; y de 350.000 pasajeros anuales de vuelos intercontinentales (directos, no de conexión), a 2,05 millones. Al tiempo que la cifra de cruceristas ha ido creciendo paulatinamente. desde los 572.571 (año 2000); 1.750.000 (2007); 2.350.283 (2010); 2.540.302 (2015).

Es difícil pues entender la dinámica de mayores frecuencias semanales, (hasta 149 frecuencias por semana sólo de Norteamérica) con el puerto barcelonés sin esa oferta de un crucero por el Mediterráneo. En este sentido, desde El Prat se han puesto las pilas ya hace años. “En el aeropuerto tenemos una colaboración muy estrecha con la actividad de cruceros. De hecho, hay procedimientos especiales de facturación Puerto-Aeropuerto para facilitar la llegada y regreso de los pasajeros. Lo realizamos con varias compañías como American o Delta por citar algunas. Hay lugares específicos de tramitación de todas las gestiones y personal propia de las compañías aéreas y de los propios cruceros para hacerlo, Y esto es algo que queremos destacar desde el aeropuerto, enfatiza el director de comunicación del aeropuerto del Prat. Las facilidades se extienden a servicios colaterales como el equipaje.

Delta Airlines conecta el puerto barcelonés con Nueva York y el hub de Atlanta (15 frecuencias por semana); United Airlines lo hace con Washington y Nueva York (14 frecuencias); mientras que Azores Airlines también enlaza vía el Prat y -con escala en las islas- Boston. En este sentido, destacamos el refuerzo de la base de operaciones que Norwegian Airlines, que acaba de incorporar un tercer boeing 787-9 Dreamliner a su flota basada en El Prat con vistas a incrementar a 18 sus actuales 12 frecuencias semanales a Forl Lauderdale, Nueva Tork, Los Ángeles y San Francisco (en total, más de 646.000 plazas por año). Montreal y Toronto son otros dos destinos intercontinentales   punto a punto cubiertos con 22 frecuencias semanales a BCN por parte de Air Canada y Air Transat. La española LEVEL también suma: 2 frecuencias a Los Ángeles y 3 a San Francisco.

American en cabeza

Caso aparte es la apuesta barcelonesa de American Airlines, que viene de lejos, hasta el punto que hoy es la compañía de largo radio con más frecuencias semanales (35) y vuelos a más destinos intercontinentales: Charlotte, Miami, Nueva York, Filadelfia, y el último, una nueva ruta Chicago-Barcelona que arrancó el verano pasado y que venía en la apuesta de la aerolínea por sumar nuevos enlaces europeos con la capital de los grandes lagos. “Amsterdam, Barcelona y Roma son destinos populares para suscitar el interés de nuestros clientes durante la temporada alta de verano”, ha declarado el vicepresidente de planificación de rutas de AA, Vasu Raja.

Hay un dato elocuente: en 2016 llegaron a Cataluña 864.000 turistas de Estados Unidos, y en los primeros 10 meses de 2017 han sido más de un millón. Son clientes que, además, dejan un gasto elevado, su estancia media es de casi 9 noches (2015). De mantenerse los volúmenes de cruceristas de USA que embarcan o desembarcan o están en tránsito en Barcelona, ello significaría que más de uno de cada tres es un pasajero de un crucero. Todo ello da la medida de la importancia del imán cruceros para el incremento de las rutas intercontinentales y viceversa.

Buenos Aires, Lima, Sao Paulo, Doha, Dubái, Singapur, Shanghái, Seúl, Hong Kong y Pekín son otros destinos de largo radio operativos que, aunque en menor cuantía hasta ahora que los norteamericanos y europeos, también posibilitan a sus pasajeros llegar a El Prat para embarcarse en un crucero por el Mediterráneo.

 

 

 

 

 

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