Symphony Of the Seas: un gigante en sostenibilidad (Parte I: Reciclaje a bordo)

De entre todas las escalas de esta temporada 2018 del grupo Royal Caribbean International (que incluye también a Azamara Cruises, Tui Cruises, Pullmantur, Celebrity Cruises y Silversea), la más notable es la llegada del Symphony of The Seas, que ostenta actualmente el título de barco más grande del mundo. Tras las pruebas de mar y la entrega a la compañía por parte del astillero el barco, infinidad de veces reseñado en los medios de comunicación, ha optado por Barcelona como ciudad de su puesta de largo, convirtiendo al puerto en su base desde el pasado 29 de marzo y hasta el próximo 14 de octubre y sumando 30 escalas en su primer año de operaciones.

Las cifras del buque son impresionantes: 362 metros de eslora (largo) y 47 de manga a la altura del agua, aunque a medida que se eleva hasta los 18 puentes su ancho alcanza los 66 metros. En ocupación doble puede alojar a 5.518 cruceristas y a máxima capacidad, esto es, con todas las camas opcionales y disponibles para pasaje ocupadas podría sumar 6.680 viajeros, atendidos por 2.200 tripulantes, lo que implica que con el barco totalmente lleno, el Symphony alcanza las 8.880 personas a bordo, un número tan extraordinario como el propio barco en sí. Ahora bien; ante esto nos planteamos la pregunta que muchos ya se han hecho ¿es sostenible viajar en el Symphony of the Seas?

El puente de mando del Symphony of the Seas gestiona todos los procesos energéticos de la nave

“Son unas cifras impresionantes, ¿verdad? Esto solo es viable cuando apostamos clara y decididamente por la sostenibilidad…y estamos trabajando siendo muy conscientes de ello” indica a Escala BCN Nicholas Rose, el director de programas medioambientales de Royal Caribbean Cruises, que nos recibe a bordo del barco en una de sus escalas en el moll adossat de Barcelona, donde el Symphony ocupa las terminales B y C para aligerar su operativa de final e inicio de un nuevo viaje por el Mediterráneo.

“Son unas cifras impresionantes, ¿verdad? Esto solo es viable cuando apostamos clara y decididamente por la sostenibilidad…y estamos trabajando siendo muy conscientes de ello”

Nicholas Rose reconoce que podría pasar días hablando de todo lo que ha cambiado para bien el sector en los últimos años, una serie de mejoras que en sus puntos principales pasan por diseño, optimización de la energía, uso de nuevos materiales, una reducción notable de emisiones y una política estricta de reciclaje, cuyos diferentes informes pueden consultarse aquí: http://sustainability.rclcorporate.com/
Fruto de estas medidas, los buques más nuevos emiten aproximadamente un 20 por ciento menos de dióxido de carbono por persona por día que los barcos construidos hace tan solo 10 años y al mismo tiempo se han desarrollado nuevas tecnologías que han mejorado la eficiencia de propulsión hasta en un 10 por ciento gracias a un sistema colchón de burbujas de aire que se crean en la parte delantera y generan una película de aire en el casco del Symphony que reducen la resistencia mientras se navega reduciendo así el consumo de combustible.

“Hay otros detalles que pueden pasar desapercibidos a simple vista, aunque en barcos de estas dimensiones los resultados son notables” indica: “Hemos instalado electrodomésticos de alta eficiencia ya no en el Symphony sino en todos nuestros barcos y los evaluamos regularmente para garantizar que funcionen de forma que se minimice su impacto sobre el cambio climático. Un ejemplo clarísimo, nuestras fabricas de hielo más modernas usan un 65 por ciento menos de agua que las máquinas anteriores. Lo mismo sucede por ejemplo con los sistemas inteligentes de aire acondicionado o con el uso de luces LED, que han bajado radicalmente la necesidad de generación eléctrica a bordo ”

“Podríamos afirmar que un barco como éste que alberga una capacidad de pasajeros que bien podría llenar dos cruceros de hace diez años es mucho más ecológico que la suma de dos antiguos”

Una planta de separación de residuos a bordo del Symphony

A pocos metros de la sala de control, un gran espacio que suma unos 400m2 alberga una factoría donde se tratan todos los residuos sólidos que genera el barco y que son tratados individualizadamente: plásticos, metales, vidrio, orgánico…y hasta madera de decorados o de los pallets de carga que ya no se utilizan más como también las toallas, tejidos y hasta muebles que dejan de utilizarse por renovación, acaban donándose a diferentes entidades. Por el momento estas donaciones se realizan en América, aunque ya se está estudiando algún puerto europeo para estas cesiones de material y si hay interés, Barcelona sería el lugar preferente para hacerlo.

Planta de separación de resíduos en el Symphony

Volviendo al tema del reciclaje, los desechos tendrán una nueva vida, pues el 100% de estos materiales se recicla y para ello se hace una primera fase a bordo que se remata con empresas contratadas en puertos de referencia, como el caso de Barcelona. Por otro lado, todas las basuras y desechos orgánicos también se recogen en los puertos. Nada se lanza al mar sin más, que es una idea recurrente y dañina difundida de una manera interesada por algunos medios “No es sólo que no se lance nunca nada al agua, es que a bordo lo que estamos haciendo es que cada vez se usen menos materiales y estos sean reutilizables. Además, somos muy conscientes de la problemática que conlleva el plástico y en breve queremos que este material pase a la historia”, cuenta el directivo de Royal Caribbean. “Parece un detalle menor, pero va a ser muy importante: en cuestión de semanas va a desaparecer un elemento muy relacionado con las bebidas, sobre todo las que se toman en momentos de ocio: vamos a eliminar las pajitas de plástico, ofreciendo, si el pasajero la pide, otras de material biodegradable. Después de estas se eliminaran objetos como removedores, vasos de un solo uso y cualquier otro material plástico que no sea reutilizable. Todo ha de cambiar, va a cambiar y estamos trabajando en ello”.

Latas, papel, plásticos se prensan en bloques para ser entregados en puerto a empresas de reciclaje

Pero la apuesta por la sostenibilidad de un barco de estas características no acaba aquí. Son muchos los procesos internos que hacen que un barco como éste que alberga una capacidad de pasajeros que bien podría llenar dos cruceros de hace diez años lo haga mucho más ecológico que la suma de estos dos. En la segunda parte del artículo (que puedes leer AQUÍ) os hablaremos detenidamente de dos temas cruciales: el tratamiento de aguas a bordo, con unos sistemas de depuración que hacen de cualquier vertido al mar se produzca bajo unos parámetros que hacen que dichas aguas sean totalmente inocuas (de hecho son prácticamente potables) para el medioambiente, como desalinizadoras que logran que el consumo interno de agua roce el autoabastecimiento, pasando por las nuevas técnicas de limpieza de gases (las chimeneas de nuevos cruceros como el Symphony literalmente cuentan con duchas que ‘lavan’ hasta el 80% de las partículas emitidas) que convierten sus emisiones entre las más limpias de toda la industria naviera o, directamente, turística.

“Evidentemente el futuro vendrá marcado por una mayor optimización y el uso de nuevos tipos de combustible, donde el gas natural licuado empieza a ser ya una realidad y ya se trabaja en otros incluso aun más limpios… y eso llegará mucho más pronto de lo que pensamos. Trabajamos incansablemente en ello, pues queremos seguir siendo viables. No nos queda otra opción y tampoco queremos hacerlo de otro modo: los cruceros serán sostenibles o no serán“, concluye Nicholas Rose poco antes de que el barco zarpe de nuevo desde Barcelona con nuevos pasajeros que simplemente disfrutarán de su experiencia a bordo en un barco gigante, que aun huele a nuevo y que está diseñado desde cero para navegar hacia la sostenibilidad.

SEGUNDA PARTE ARTÍCULO: https://escalabcn.wpengine.com/2018/08/14/symphony-of-the-seas-un-gigante-en-sostenibilidad-parte-ii-tratamiento-de-aguas-y-gases/

Javier Ortega Figueiral

 

 

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